Se levanta el cepo: ¿una bocanada de aire o un salto al vacío?

Tras años de restricciones cambiarias, el Gobierno decidió dar un paso importante: desde hoy, se levanta el cepo al dólar. La medida se implementa bajo un esquema de “flotación administrada” y ya genera múltiples interpretaciones en el mundo económico y político.

El dólar tendrá un rango acotado de movimiento, entre $1.000 y $1.400, ajustable mes a mes. La idea oficial es “dejarlo flotar sin que naufrague”, es decir, permitir cierta libertad sin que se disparen nuevas turbulencias.

El respaldo no es menor: el Fondo Monetario Internacional liberó un desembolso inmediato de 12.000 millones de dólares, parte de un nuevo programa por 20.000 millones. El anuncio vino acompañado de promesas de estabilidad, confianza en los mercados y señales de apertura. Pero, como siempre, el mercado leerá más allá de los comunicados.

Las restricciones para acceder al dólar se flexibilizan, aunque no desaparecen por completo. Se podrá comprar por homebanking, aunque con condiciones: nada de subsidios, empleo público o haber comprado en el mercado oficial el mes anterior. Quien quiera ir por ventanilla deberá conformarse con hasta 100 dólares y completar una declaración jurada.

La decisión fue celebrada por sectores que reclamaban mayor previsibilidad cambiaria, mientras que otros la ven con cautela, recordando experiencias pasadas que empezaron con entusiasmo y terminaron con sobresaltos.

En definitiva, el levantamiento del cepo marca un giro en la política económica argentina. ¿Será una transición ordenada hacia una economía más abierta o una jugada arriesgada en un contexto aún frágil? El tiempo —y el mercado— lo dirán.